viernes, 17 de abril de 2020

Rutina y contingencias: la sociedad y yo

Hace más de un año que no entraba. El trabajo, la familia y los proyectos personales dejan poco tiempo para reflexionar en palabras escritas.

En el último año han pasado muchas cosas y a la vez pocas: la rutina. Sí, esa maldita palabra que se apodera de nuestras vidas a medida que van pasando los años. No siempre es malo tener una rutina, lo malo es cuando dejas que se apodere de tu vida. Es posible que me haya pasado en el último año, aunque sí admito que han habido momentos bonitos, especialmente en familia.

En general, el año 2019 no fue un buen año, pensando más en el entorno. Un país que se somete a las idioteces de políticos y personas influyentes con baja inteligencia dura y emocional está condenado a sufrir innecesariamente. Luego, el despertar social, el tan esperado estallido de la sociedad, el decir "basta!" con esa energía acumulada, fue una luz de esperanza hacia el final del año.

Estallido Social "Chile Despertó", una luz de esperanza.

Sin embargo, cuando todo pronóstico era alentador en cuanto a cambios, aunque sea mínimos, para salir de este asesino e injusto estatus quo, llegó la otra contingencia, la sanitaria.

Y aquí estamos, sometidos nuevamente a las idioteces de políticos y personas influyentes con baja inteligencia dura y emocional. Cuando creíamos que las caretas se habían caído, nada más preciso que ocurra una contingencia mucho más letal para que nuevas caretas vuelvan a caerse. Las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas. Esa frase cliché me hace tanto sentido hoy en día. Hoy, donde no pocos están pensando en cómo salvar la economía y sus negocios, yo estoy pensando en cómo proteger a mi familia y a mí mismo, para tener un futuro posible en esta sociedad cada vez más polarizada y dividida entre la individualidad y la solidaridad (no confundir con caridad).

Crisis sanitaria en Chile, conjunto de malas decisiones e improvisaciones, un caos constante. 

No obstante, trato de ser agradecido. Tengo salud (aún), tengo comida (aún), tengo trabajo (aún), ningún familiar o conocido cercano con problemas (aún). Estoy con teletrabajo (aún), para cuidar mi salud lo más posible. He vuelto a la música, esto de las contingencias me dio un segundo aire inspirador para traspasarlo a lo que mejor sé hacer. Además, trabajando desde casa puedo estar más tiempo con mi familia, aunque esté todo el día trabajando, el hecho de sentirlos a metros de mí es algo tranquilizador. Sin duda, siempre se puede estar mejor o peor, sin duda. Pero, por ahora, hay que vivir más que nunca el presente, ni siquiera el día a día, sino el minuto a minuto.

¿Proyecciones? No me atrevo ni a pronosticar para 1 hora más. ¿Ahora? Respiro y sonrío (aún).