jueves, 1 de septiembre de 2011

Una sonrisa que tiene nuevos motivos para aparecer

Ya llevo un mes trabajando aquí, en esta alejada localidad de la Región de La Araucanía, donde el paisaje es bello, abunda el verde y también la soledad.
Mi vida ha cambiado un poco desde que dejé la comodidad de las oficinas de la capital provincial. Muchos fueron los recuerdos que se vinieron a mi mente ese día que arreglé mis cosas de oficina para echarlas a unas cajas y llevármelas. Recordé cuando llegué a fines del año 2009, después de estar casi 2 años en otra Planta, me acordé cuando me presentaron, los momentos difíciles, los momentos felices, las visitas inesperadas, esas llamadas por teléfono (cuando podía ver por el visor quién era la persona que marcaba mi anexo), largas conversaciones con personas que se han vuelto importantes en mi vida. Muchas cosas que ya no viviré a diario, por lo menos por un par de años.
Ahora todo es distinto, ya no me demoro 5 minutos en llegar al trabajo, pero en cambio puedo dormir una hora más mientras dura el viaje. Llego a un lugar frío y solitario, ya no están mis colegas y amigos a los cuales saludar con un abrazo, pero me traje mi termoventilador que me ayuda a pasar la mañana. Extraño los panes con quesillo y palta del casino de don Justo (fui el descubridor de tan delicioso aperitivo y ahora algunos siguieron mi ejemplo), pero ahora me preparo mi propio desayuno y me sale más barato.
Ha sido un gran cambio, el desafío profesional es importante y trabajo día a día a mi mente de que me la puedo... Y sin duda, lo más lindo de todo, es que sé que estás pensando en mí, que me extrañas más que antes... hace que todo valga la pena y siga sonriendo.