lunes, 31 de agosto de 2015

El camino no se acaba

"El camino no se acaba, continuaré sin descanso"... así comienza una antigua canción de Aleks Syntek, "El Camino". La escuchaba en esas tardes después del colegio, en el living de mi casa en la Villa El Conquistador de San Pedro a principios de los '90 (nuevamente se me acaba de caer el carnet).

Hace un tiempo, la he vuelto a escuchar seguido porque me bajé el mp3 y recurrentemente la elijo dentro de mis playlists. La canción es de amor, pero no me detuve a escribir aquí por ese tema.

Es como el aprendizaje. Todos los días se puede aprender algo y nunca se deja de aprender. <<Siempre de discípulo, nunca de maestro>>, ésa es la actitud que me mueve. Permite alejar la ceguera intelectual, tener más atentas nuestras antenas de vinil y que la esponjita de nuestros cerebros pueda absorber más.

A mí me pasa que al ir por la vida de discípulo, pronto aparece el desgano. Cuando el aprendizaje se vuelve marginal, es decir, el esfuerzo de aprender algo nuevo es menor que el beneficio asociado al aprendizaje, se me hace poco motivante. Y la necesidad de aprender otras cosas aparece como las hormigas ante la presencia de alimento.

El camino del conocimiento tiene muchas rutas, todas se pueden conectar entre sí y no se cobra peaje por cambiarse, por lo que la dificultad de aprender cosas nuevas las pone la misma persona. Basta con leer un libro, leer un artículo, escuchar a otra persona con más experiencia o simplemente intentarlo sin tener respaldos y aplicar el "prueba y error".

Lo peor que puede pasar es tener que empezar de nuevo. No importa, el camino no se acaba, por lo que siempre es un buen momento para comenzar el viaje o retomar la senda.

martes, 25 de agosto de 2015

La casa piano: lo asombroso no pasa de moda

Cuando se piensa que ya nada podría sorprender en diseños arquitectónicos, de pronto una imagen salvaje aparece y agradezco poseer todavía la capacidad de asombro intacta.

Investigué un poco más, busqué más fotos y aquí está: la casa piano. Esta maravillosa construcción está ubicada en Huainan, China.

Desarrollada por estudiantes de la facultad de arquitectura de la Universidad Tecnológica de Hefey, en conjunto con un equipo de diseñadores de la empresa Huainan Fangkai Decoration Project Co. y construida en 2007 por el gobierno chino, tiene la finalidad de ser un punto de reunión para estudiantes de música de la universidad que requieran practicar.

El particular diseño consta de un piano de cola y un violín de cristal, construidos a escala ampliada 50:1. En la noche, el contorno de toda la estructura y las cuerdas del violín se iluminan (ver últimas dos fotos), dejando ver un espectáculo majestuoso.

Es sin duda un homenaje al rey y la reina de los instrumentos musicales clásicos.

¿Qué me pasa a mí cuando veo estas fotos? Desearía vivir allí.







lunes, 24 de agosto de 2015

El último día de mis días

Navegando por ahí, leí una frase que me dejó pensando. "Si hoy fuera el último día de tu vida, ¿Te gustaría hacer lo que estás haciendo?", decía la publicación de una experta en coaching.

Dejando de lado el tema del coaching, ya que no es objetivo de esta reflexión, me centré en lo que decía la frase. ¿Qué pasaría si éste fuese el último día de mis días?

En general, vivo mi día como si fuese el último, tratando de no dejar temas personales pendientes y disfrutar lo máximo posible de los buenos momentos, como hoy. Pero sería muy distinto si hoy fuese realmente mi último día.

¿He hecho lo que me gusta? ¿Estoy haciendo lo que me gusta? ¿Quedan cosas que me gustan por hacer? Es difícil que alguien responda exactamente "sí, sí, no", más aún si no se ha vivido tantos años (me creo joven, por supuesto). Hay matices.

Se dice que hay que hacer tres cosas antes de morir: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. ¿He tenido un hijo? Sí y es hermosa! ¿He plantado un árbol? Sí. ¿He escrito un libro? Formalmente no, tuve problemas con mi editorial (saaaaaa), pero sí he escrito algunas cosas. En ese sentido, no estoy tan mal, dos de tres. Pero, ¿acaso es suficiente? Nunca es suficiente.

Podría enlistar las cosas que me gustaría hacer antes de morir, pero sería un listado demasiado largo. Podría reducirlo en lo siguiente: qué cosas me gustaría hacer en mi último día. Como dicen por ahí, último día nadie se enoja.
  • Primero que nada, no me gustaría que se supiera que es mi último día, sólo saberlo yo.
  • Me gustaría despertar muy temprano en la mañana escuchando la música que me gusta, idealmente preferiría el tema "Heart of Sword" de TM Revolution.
  • Ese día no iría a trabajar.
  • Ese día debe estar soleado, con algunas nubes y temperatura agradable.
  • Durante todo el día, que sonara mágicamente en mi cabeza un listado de canciones escogidas por mí, dentro de ellas música de anime, de los 80, rock latino y power ballads.
  • Preparar el desayuno con mi esposa y guardarlo para salir de paseo.
  • Durante la mañana, salir de paseo con mi esposa y mi hija en tren, el destino puede ser cualquiera dentro de los alrededores, siempre pensando que sea al aire libre. Al llegar a él, comer el desayuno a solas los 3.
  • Al volver, invitaría a la familia de mi madre a almorzar. La comida la prepararía yo, se me antoja Lasagna. El postre lo traería mi nona. La más feliz sería mi esposa.
  • Después de almuerzo, haría las siguientes cosas: dormiría una siesta con mi hija, vería el capítulo de Ranma 1/2 que más me gusta, le diría a mi madre que me hiciera un kuchen de yogur y tomaría once temprano, con una leche con plátano y un pedazo de kuchen.
  • Al atardecer daría un concierto en piano. Me conseguiría el Teatro de la UdeC. Me gustaría que fuera mi familia completa, mis mejores amigos y algunos conocidos, además de los que quieran ir, la invitación sería abierta. Tocaría 10 temas, sólo tengo claro el último: "La Lista de Schindler" de John Williams. Le dedicaría el concierto a mi hija. Sueño con recibir una ovación, que me aplaudan de pie.
  • Después del concierto, iría con mis mejores amigos al Manhattan en auto, escuchando música fuerte y cantando. Compraríamos en el local y lo iríamos a comer detrás de la Clínica Universitaria.
  • Al volver a casa, me ducharía por varios minutos, dejaría el agua correr y repasaría en mi mente lo vivido hasta el momento. Haría dormir a mi hija junto con mi esposa, Luego, haríamos el amor por última vez. Al quedarse dormida, la beso en la frente a ella y a mi hija, me vestiría  lo más simple posible y saldría a caminar.
  • Ya cerca del momento final, durante la noche, me gustaría caminar por un sendero de tierra arbolado e ir escuchando una selección de música instrumental, solo. Me sentaría en una banca a escribir una carta a cada persona que no le he dicho algo en vida y que valga la pena que se sepa. También le escribiría una carta de despedida a mi esposa y a mi hija. Las depositaría en un buzón mágico, justo antes de dar mis últimos pasos.
  • En el último momento, miraría al cielo, entre los árboles, gritaría mis últimas palabras y daría mi última sonrisa antes del último aliento. Me iría melancólica y nostálgicamente feliz.
¿Y tú? ¿Has pensado cómo sería el último día de tus días?

martes, 18 de agosto de 2015

Fotos y frases interesantes

Tomando una buena idea de un blog que vi esta semana, les traigo una selección de fotos y frases que me parecen interesantes.


¿Por qué no? Afuera las cadenas

Soñar despierto... sí, me pasa

Las cosas simples mueven al mundo

Si se deja de soñar, ¿para qué luchar? ¿sólo seguir la corriente?

Mal de muchos

Es lo que muchas aún no entienden... o no creen

Aún no encuentro palabras para comentarla...

Maravillosa naturaleza

Una sonrisa dibujada te hace el día

El mundo puede ser un lugar mejor

Lo mejor es cuando se mezclan, el caos es la genialidad desencadenada

La imaginación rompiendo límites

Y pensar que estamos por ahí... un grano de arena "aportando" en la infinidad

Paisajes... postales...

No culpo a nuestros antepasados por pensar que el planeta era plano

Wow

lunes, 17 de agosto de 2015

Haciéndolo posible

Hace unos años descubrí que la música sería algo muy importante en mi vida.

Siempre he sido una persona de naturaleza tímida y nerviosa. Los nuevos desafíos siempre los asumo con una cuota importante de inseguridad. En este sentido, hasta la música que tanto amo se ha visto afectada.

No obstante, ¿nos podemos dar el lujo de renunciar o dar ventajas en lo que realmente nos apasiona? Hay que hacerlo posible.

En mi primer año de universidad se me dio la oportunidad de pertenecer a un grupo musical de rock. Nunca antes había pertenecido a un grupo, siempre toqué solo o con algún familiar. Éstas eran balas de otro calibre y, para variar, dudé hasta el último momento en cambiar de pistola. Ese proyecto musical duró poco, pero la verdad yo tampoco le tenía tanta fe, por lo que mis esfuerzos fueron débiles.

Durante años grabé algunos álbumes sin lograr encontrar esa satisfacción, pero la verdad tampoco intentaba ir más allá. La ley del mínimo esfuerzo, el karma que me ha acompañado gran parte de mi vida.

Dejé el mundo de la música activamente por largos 7 años, sólo haciendo una pausa en 2013 para practicar y tocar en mi matrimonio junto a mi abuelo. No encontraba la motivación, la inspiración... era más que eso: dejé de creer en el piano, dejé de creer en mis manos, en mi música.

Este año musicalmente ha sido un punto de inflexión. Acabo de terminar un proyecto musical que me tomó 3 semanas de grabación. El resultado me encantó, pero va más allá de lo musical: volví a creer, volví a amar lo que tanto amaba.

Y es más. Nunca había pertenecido a un conjunto folclórico, nunca antes había tocado seriamente un instrumento que no fuese el teclado o el piano. Pero para mí, hoy, ya no hay imposibles.

¿Cómo sería el camino a la felicidad?

¿Se han imaginado alguna vez que exista un camino hacia la felicidad? Yo me lo imagino así.

El camino a la felicidad se indica claramente. De hecho, existen letreros que muestran por dónde está el camino.

El camino a la felicidad es como el dicho sobre cómo llegar a Roma: no existe un único camino.

El camino a la felicidad no es pavimentado, es de ripio suelto y polvoriento. Es más, el límite de velocidad es menor que en ciudad aunque sólo como recomendación. Si alguien quiere ir más rápido es bajo su responsabilidad, pero es bien conocido que a paso veloz el trompo es inminente.

El camino a la felicidad es de ambos sentidos, se puede ir como se puede volver. Se está permitido adelantar por el carril contrario, pero con precaución porque del otro lado el flujo vehicular es tanto o mayor.

El camino a la felicidad está lleno de hermosos paisajes y colores. El espectáculo es impresionante. Es mejor ir de copiloto para ir admirando hasta el más mínimo detalle, ya que cualquier descuido significa perderse de un deslumbrante espectáculo irrepetible.

El camino a la felicidad está lleno de letreros de precaución, y aunque son visibles y obvios para todos, se sabe que no se les presta atención. Las razones son variadas.

Por último, el camino a la felicidad no tiene fin, es eterno, de largo infinito; nunca se llega a la felicidad, esa idealista y perfecta que aparece definida en diccionarios y libros. Mientras se viaja hacia la felicidad, se viven momentos de felicidad, los cuales son breves, importantes, imborrables. Pero también de los otros momentos, de esos no tan felices.

Por eso digo que, según como yo me lo imagino, no existe destino alcanzable en el camino a la felicidad, sino que la vida es un constante viaje donde se van sucediendo buenos y no tan buenos momentos. Sin duda, un viaje que vale la pena recorrer.

¿Y tú? ¿Cómo te imaginas el camino a la felicidad?

Quizás, algún día...

Cuando se es joven, hay muchas preguntas sin respuestas. A medida que van pasando los años, uno cree que va encontrando las respuestas a esas peguntas, sin embargo, la vida se encarga de enrostrarte, cuando menos lo esperas, que mientras más crees que sabes, más sabes que no sabes.

Suena enredado, lo explicaré de otra forma. Es como el ser humano y el universo. Primero se pensaba que nuestro planeta era el todo, que era plano y que no había nada más allá. Luego, se descubrió que era una esfera. Que afuera hay todo un espacio pero que giraba en torno a nuestro planeta. Luego, se descubrió que girábamos en torno al sol dentro de los tantos sistemas dentro de una galaxia, las cuales son millones y millones en el universo... ¿Sólo existe un universo? Mientras más se adentra el ser humano en el espacio, más se va dando cuenta de su creciente pequeñez... mientras más respuestas busque el ser humano, más ignorante se dará cuenta que es.

"Quizás, algún día..." - Último capítulo de Ranma 1/2.
Somos seres ignorantes, sedientos de sabiduría pero inconscientes de la grandeza de un pequeño detalle.

Somos seres dependientes, de alguna u otra forma, aunque siempre luchemos por nuestra independencia. Me refiero a lo intelectual, sentimental, cotidiano y banal... Aunque esto es relativo.

Quizás, algún día, encontremos las respuestas a esas preguntas fundamentales que cada persona espera responder, o que cree que ya respondió pero que tratará nuevamente de responder cuando se dé cuenta de su actualizada e inevitable ignorancia.

Quizás, algún día, podamos cumplir nuestros sueños más profundos, esos que sólo uno conoce, que no se comparten, que no se escriben en un blog, que no se cuentan en una reunión familiar, que no se confiezan en el juego de la verdad con amigos.

Por mientras, a seguir disfrutando de las pequeñas grandes cosas que nos llevan a triunfar. El universo (o los) no se irá a ningún lado.

sábado, 8 de agosto de 2015

Es que todos sabemos querer pero pocos sabemos amar

Fragmento de "Amar Y Querer", José José

Ayer antes de dormir, después de un agitado día, estaba tranquilamente navegando en Youtube... cuando de repente una canción salvaje apareció (mención especial para el que creó el meme "a wild something appeared"). La canción es "amar y querer".

La había escuchado varias veces antes, pero en esta oportunidad me detuve a escuchar bien la letra y reflexioné un momento (típica situación de un músico de instrumentos que siempre se ha fijado más en las melodías que en las letras). De hecho lo comenté con mi esposa, ¡qué cierta es la letra!

Esto dejando en claro que los conceptos de amar y querer son bastante subjetivos, cada uno "ama" y "quiere" según su propia definición. Si llevo esta reflexión a lo que dice la canción, hay personas que se pasan la vida queriendo, pero que nunca se han enamorado, o que quieren creyendo que aman sin dimensionar que existen niveles más allá de lo que sienten. No conocen lo que es amar profunda y desesperadamente a alguien, a tal punto que duele, esa sensación en el pecho que no se quita. Eso que nace cuando el corazón se acelera, cuando sientes en el estómago "mariposas revoloteando" al escuchar su nombre, al escuchar su voz, al darse cuenta que se acerca, al sentir su olor, madura hasta tal punto de entregar sin medir, que todo el sufrimiento que conlleva valdrá la pena por la felicidad de amar y entregar amor.

La letra es de José José... maravillosa:


"Casi todos sabemos querer pero pocos sabemos amar, y es que amar y querer no es igual. Amar es sufrir, querer es gozar. El que ama pretende servir, el que ama su vida la da, y el que quiere pretende vivir y nunca sufrir, y nunca sufrir.

El que ama no puede pensar, todo lo da, todo lo da. El que quiere pretende olvidar, y nunca llorar, y nunca llorar. El querer pronto puede acabar, el amor no conoce el final. Es que todos sabemos querer pero pocos sabemos amar.

El amar es el cielo y la luz, el amar es total plenitud, es el mar que no tiene final, es la gloria y la paz, es la gloria y la paz. El querer es la carne y la flor, es buscar el obscuro rincón, es morder, arañar y besar, es deseo fugaz, es deseo fugaz.

El que ama no puede pensar, todo lo da, todo lo da. El que quiere pretende olvidar, y nunca llorar, y nunca llorar. El querer pronto puede acabar, el amor no conoce el final. Es que todos sabemos querer pero pocos sabemos amar".

miércoles, 5 de agosto de 2015

La leyenda de los tréboles de cuatro hojas

Muchos pensábamos, me incluyo, que los tréboles de cuatro hojas sólo eran una leyenda. Sin embargo, y ante mi sorpresa, sí existen.

Investigando un poco más, existen tréboles que se han encontrado hasta con 56 hojas. Increíble.

El trébol más común es del de 3 hojas. Es más, la estadística dice que por cada 10.000 tréboles de 3 hojas existe uno de cuatro (no lo digo yo, lo dice Wikipedia); así de escaso es.

No obstante, el trébol de cuatro hojas tiene asociado una leyenda relacionada con lo que representa cada una de sus hojas:

  • Suerte (es lo que la mayoría sabe, asociando este significado a todo el trébol).
  • Esperanza.
  • Fe.
  • Amor.

Es común escuchar el concepto de la suerte en la búsqueda del trébol de cuatro hojas, tal como dice la leyenda en su forma más general y popular. Claro, si hay uno por cada diez mil de los comunes, hay que ser muy afortunado para encontrar uno, más aún cuando se encuentra por casualidad (la leyenda dice que si se encuentra por casualidad, la suerte es mayor... eso también lo dice Wikipedia).

Por lo tanto, todo indica que poseer uno de estos raros especímenes no es algo trivial. Yo lo veo como los lazos con las personas. Uno conoce mucha gente en la vida, tantos como tréboles de 3 hojas, pero con las personas realmente importantes existe ese lazo especial, esa química, ese "no sé qué" que te hace pensar que sin ellos la vida no sería lo mismo y son contados con los dedos de una mano, que te hace estar agradecido que hayan llegado a tu vida y que ojalá nunca se vayan, y que son tan escasos como los tréboles de cuatro hojas (eso no lo dice Wikipedia, lo digo yo).