En varias oportunidades, todos hemos caído en quejarnos y lamentarnos tanto de las cosas que nos pasan como de las que no nos pasan. Muy pocas veces nos detenemos a pensar y a analizar el por qué.
Personalmente no creo en las casualidades, tengo la convicción que todo lo que nos sucede es producto de la inevitable interacción de nuestras almas y el medio que nos rodea, como una única consecuencia de una infinita combinación de posibilidades, como una rama dentro de un gran árbol de decisión. Es decir, lo que nos pasó es lo que debió pasar y lo demás fue parte de lo que pudo pasar pero por alguna razón no sucedió en ese espacio-tiempo.
¿Podría pasar en un futuro? Sí, puede ser. ¿Podría pasar en otro lugar? Sí, podría. ¿Podría pasar en otro momento y otro lugar? Sí, es posible.
Entonces, ¿para qué quejarnos y lamentarnos tanto si por más que lo hagamos, ya no fue? Muchas de estas situaciones son dolorosas y difíciles de superar, eso también es inevitable, pero nos ayudaría bastante si pensamos que "el ahora" se tiene que vivir al máximo y todo lo que no resulte puede pasar más adelante si ponemos de nuestra parte y dejamos el resto al resto, sin forzar las situaciones.
De todas formas, las predisposiciones influyen de sobremanera en lo que nos pasa. Son famosas las frases "para qué arriesgo tanto si puedo salir lastimado", "las segundas partes nunca son buenas", "yo sabía que no iba a resultar" o "todas las personas son iguales", entre tantas otras. Es fácil no intentarlo, es fácil no tener expectativas, es fácil no involucrar el corazón; además, genera un ambiente de pesimismo y negatividad a nuestro alrededor que hace aumentar las posibilidades de un mal resultado.
A luchar por lo que realmente se quiere, sin predisposiciones pesimistas, escuchando tanto a la razón como al corazón. La mente es racional, te limita y si se usa bien, posiblemente no se salga lastimado; el corazón es sentimental y humano, se disfruta pero a veces se equivoca y se pasa mal. La mente tiene la razón en el corto plazo... el corazón siempre tiene la razón en el largo plazo. Saquemos lo mejor de ambos y vivamos una vida más feliz.
No solo existamos... vivamos.
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