martes, 3 de enero de 2012

Sueños eternos... inacabables

Desde pequeños todos tenemos sueños, esos grandes anhelos que siempre hemos querido cumplir, vivir para vivirlos, encaminarnos para hacerlos realidad.

A través de los años, parece que se disipan un poco, a veces se pierde el rumbo, las cosas no toman el sentido que se pretendía. Se comienza a ver y vivir la vida desde otra perspectiva, un prisma que no estaba en nuestros planes en un inicio y es porque la vida misma se encarga de ponerte pruebas duras, te hace entrar en un círculo vicioso y depende de cada uno salir de ahí para retomar el camino. Sin embargo, a pesar de estas piedras en el camino, en nuestro interior siguen intactas nuestras aspiraciones y nuestros sueños. Ahí está la capacidad de cada persona para aislarse de lo que nos rodea y no aporta para enrielar el rumbo, tomar las riendas de nuestras vidas y seguir adelante con la frente en alto. Si se cometieron errores, se tiene todo el tiempo del mundo para repararlos, lo importante es darse cuenta y empezar a hacerlo. Los que realmente nos quieren, sabrán acogernos a pesar de lo mal que lo hicimos.

El futuro se construye con un presente sólido y un pasado sanado. No se puede mirar el horizonte con cuentas pendientes, con la conciencia intranquila, dejando el pasado en un baúl de los recuerdos sin abrirlo por temor a que se abran heridas. Esas heridas deben cicatrizarse y sanarse para que no vuelvan a aparecer.

La meta es alcanzar nuestros sueños. Si todo está resuelto en nuestro interior, nada se debe interponer para llegar a ellos. Sonriendo, cantando, disfrutando... ¡Viviendo!

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